Lo novedoso de UTOPÍA está en que Andrés Molina recuerda al público que la creatividad artística y vital está en cada persona y que basta con escucharla para que emerja. Sus invitaciones a crear conjuntamente un cuento breve o a componer una canción entre todas y todos sobre la marcha acompañándose de botellas de plástico ponen a los asistentes en una tesitura festiva que ahonda en lo que el cantautor quiere conseguir: ser útil artística y humanamente.

En cada concierto recorre una parte de su repertorio publicado pero que no es interpretado por el Taller Canario, grupo del que forma parte como miembro fundador. Pero ese repertorio puede variar, dependiendo de los deseos del autor y de cómo sienta que está la gente que asiste. Como también varían las canciones inéditas o las más recientes.

En todo caso, Andrés Molina, cuyas canciones han sido cantadas por artistas de estilos que van desde Los del Río hasta Ana Belén pasando por Sergio Dalma, Sabandeños o Mestisay quiere demostrar que con una guitarra y una sencilla canción no sólo se puede armar una buena fiesta sino incluso bailar.

Creador incansable desde muy temprana edad, en Utopía recurre a los rudimentos esenciales con los que creó sus primeras estrofas musicales siendo niño: unos cacharros, unos cubos de plástico… Por eso, en varios momentos del espectáculo, Andrés Molina golpea botellas vacías o su propio cuerpo. Todo es válido para conseguir que la fiesta de la creatividad surja liberadora y alegre.

Utopía es un trabajo humilde, lleno de canciones que quieren estar bien inspiradas y repleto de profunda y serena viveza. ¿Se imaginan contando un cuento o inventando una canción para que un infante se duerma? Eso es lo que propone Andrés Molina en esta Utopía, la suya y la del mundo: la creatividad como crecimiento y guía.

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